martes, 25 de septiembre de 2012

Yésica Bopp: hermosa y peligrosa Esteban Pagán Rivera / epagan@primerahora.com

martes, 25 de septiembre de 2012
Esteban Pagán Rivera / epagan@primerahora.com

Las gotas de sudor le bajan a borbotones de la frente, pero eso no le importa. Se pasa una toalla, y sigue trabajando.

De primera instancia, no parece como si Yésica Bopp fuera a ejercitarse en el caluroso gimnasio Wilfredo Gómez de Guaynabo. Cualquiera pensaría que se trata de una visita, o una amiga de un boxeador, pues con menos de 5’0’’ pies de altura y un largo cabello rubio, no representa el perfil que muchos tienen de una boxeadora profesional y, mucho menos, de una campeona mundial.
Pero allí esta Bopp, pegándole a la misma pera que el ex campeón boricua Iván Calderón castiga cuando se prepara para sus compromisos. Atrás quedaron las apariencias de “modelo” de 28 años, y, con una técnica que podría ser envidiada por algunos de sus colegas masculinos, Bopp continúa su preparación para su combate el próximo jueves contra Marisol Miranda en el International Ballroom del hotel El San Juan.

En dicho combate, la boxeadora argentina defenderá, por octava ocasión, su cinturón de las 108 libras de la Organización Mundial de Boxeo. “Me gusta entrenarme. Después de cada pelea, descanso una semana y vuelvo a la actividad. No supe mucho de mi rival hasta que vi unos videos; vi que es zurda, que tiene la guardia al revés”, expresó Bopp a Primera Hora al finalizar una liviana sesión de ejercicios el pasado domingo.

En estos días, Bopp (21-0, 9 KOs) no tiene mucho trabajo pendiente. Su constante dedicación resultó en que, a una semana del combate, ya estuviera en el peso máximo de 108 libras. Por tal razón, el entrenamiento del domingo constó en cuica, saco y pera. Al verla emplearse en el gimnasio, cualquiera pensaría que ella nació para eso. Y todo el ejercicio vino después de una sesión fotográfica para Primera Hora de casi dos horas.
Para Bopp, será su segundo combate en la Isla luego de derrotar, vía nocaut, a Suzannah Warner en el 2011 en Guaynabo. Viajar y entrenar no es algo nuevo para Bopp, quien reconoce que es todo parte del paquete de ser una boxeadora profesional de su nivel.

“A mí me gusta; yo no lo sufro. Sé que es un sacrificio porque te aleja de tus seres queridos, las comidas que más nos gustan y todo lo que requiere estar entrenando. Pero yo disfruto eso porque me gusta entrenar, me gusta verme bien, me gusta sentirme bien. No me gusta estar cansada. Para tener todas esas cualidades, hay que estar bien preparada siempre”, enfatizó.


Siempre motivada El próximo jueves, Bopp enfrentará en Miranda a una rival que, aunque ha ganado sus últimas tres peleas, llega con foja de 5-4 y un nocaut, una diferencia abismal comparada con la marca invicta de 21-0 de la argentina. Pero eso no afectará sus ganas de salir al ring en El San Juan.
“A veces a uno le cuesta tener la motivación, pero no importa, yo soy una profesional, tengo que trabajar y este es mi trabajo. Lo hago a gusto y contenta porque quiero demostrarle a la gente que tiene una verdadera campeona”, expresa Bopp, quien no titubea al hablar sobre las ventajas que posee sobre sus oponentes.
“La velocidad y la inteligencia que no muchas utilizan en el combate”, sentenció.

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