El argentino Luis Carlos Abregú (34-1 con 28 KOs) noqueó al prospecto
puertorriqueño Thomas Dulorme (17-1 con 12 KOs) en el séptimo asalto de la pelea
principal del programa celebrado este sábado en el Turning Stone Resort Casino
en Verona, N.Y., y le arrojó un balde de agua fría a quienes ya lo veían como la
nueva sensación del boxeo boricua.
El combate, que había despertado muchas expectativas, demostró varias cosas,
pero la primera sin duda alguna, es que Dulorme aún no estaba listo para los
grandes desafíos. En segundo lugar, y quizás tan importante como la primera, es
que el argentino demostró que necesita de más oportunidades. Tal vez, como lo
reclamó al final del pleito, una revancha contra el único que ha conseguido
derrotarlo: Timothy Bradley.
"Aquél día (de la pelea con Bradley) tenía la mano lesionada, si hubiera
tenido las condiciones del presente, Bradley no me gana" aseguró.
Con relación al desarrollo de la batalla, mostró un comienzo cauteloso de
Abregú, al tiempo que Dulorme se veía aplomado y ofensivo, al punto que ganó
claramente los dos primeros asaltos. Para ello le bastó trabajar en base a una
repetida combinación de doble y triple jab de izquierda con un remate de derecha
que lucía bien a los ojos del público, pero resultaba ineficiente antes la
guardia cerrada de Abregu.
Ya al final del segundo asalto, el argentino mostró el primer problema del
boricua. Fallaba en defensa cuando lo presionaban por adentro. Y tan así fue,
que en el tercer asalto comenzó la debacle. Una derecha por afuera y por encima
de su brazo izquierdo impactó en el mentón y lo mandó a la lona. Luego de la
cuenta, como pudo sobrevivió hasta el final del episodio.
Para el cuarto round, Dulorme cambio a guardia izquierda y fue saliendo de
los aprietos ante la confusión que le planteó la mudanza al plan de pelea a su
oponente. El propio argentino reconoció luego del combate que siempre tiene
problemas ante los zurdos.
Sin embargo, de manera inexplicable, para el séptimo asalto Dulorme regresó a
la guardia diestra y ese fue su final. Abregú lo mando nuevamente a la lona
luego de conectarlo varias veces y la esquina del boricua resolvió parar la
pelea, en forma acertada, su pupilo había dado ya lo que podía dar.
A Dulorme le falta bastante aún. En primer lugar debe aprender a utilizar el
gancho y a golpear al cuerpo del rival, algo que no hizo en este combate. Debe
lanzar rectas de derecha cada vez que utiliza el doble jab. Ante Abregu cada vez
que punteaba con una mano, la otra la lanzaba volada o desde una posición
demasiado lejana como para hacer daño. Deberá trabajar mejor en la corta
distancia y aprender a mover la cabeza. Ante el argentino fue un blanco fijo
casi permanente.
Este resultado inobjetable, tiene para mi más de una lectura. Gary Shaw, su
promotor, antes de la pelea dijo estar nervioso sobre el papel de su protegido.
Incluso había dicho que si lo veía ganar con problemas lo habrían de mantener en
ese nivel una o dos peleas más. Creo que más que eso, deberán dejarlo crecer de
manera natural sin apresurarlo. De cualquier manera, algo hay que aplaudir a
Shaw y es su sinceridad, que contrasta con lo que estamos acostumbrados a ver en
otros prospectos a quienes solo le han buscado rivales a modo para fabricar su
crecimiento.
A Dulorme le pusieron a alguien que lo probara en serio y este les demostró
que al joven boricua le falta un largo trecho para llegar a las grandes ligas.
Con respecto al ganador, esta batalla le dio vitrina televisiva, ofreció un gran
espectáculo y merecidamente se ganó una nueva oportunidad de título. Ojala que
sea pronto.
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